Del inglés “no-mobile-phone phobia”, la nomofobia se define como el miedo que experimenta una persona al no tener acceso inmediato a su teléfono. Pese a que en la actualidad no se considera como una enfermedad o trastorno psicológico, su impacto puede desencadenar episodios de taquicardia, angustia y hasta dolencias físicas. Estudios han revelado que los jóvenes y adolescentes son los más propensos a padecerla, aunque los niños y adultos también son vulnerables.
De acuerdo a Ana Ruelas, investigadora de la Universidad Autónoma de Sinaloa, el teléfono celular hace presencia en diferentes esferas de la vida social y es capaz de crear tendencias e identidades en los usuarios a través de las comunidades virtuales.
En El teléfono celular y las aproximaciones para su estudio, Ruelas advierte que su uso “es adictivo, se porta como parte de la vestimenta y sustituye en tiempos record a otras tecnologías como la cámara fotográfica y grabadora; también es indispensable como reloj despertador, calculadora, agenda de actividades, etc”.
¿Cómo identificar la nomofobia?
Imagen del usuario de Flickr Jörg Schubert
Un estudio del Instituto de Helsinki para las Tecnologías de Información encontró que, en promedio, las personas revisan sus equipos de comunicación 34 veces al día. Para Verónica García y Angélica María Fabila, profesoras investigadoras de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco de México, “esta dependencia al teléfono está creando una preocupación entre la comunidad científica porque se considera que el tramo hacia la adicción es muy corto”.
Un nomofóbicos puede desarrollar patrones de conducta como:
- Mira la pantalla del teléfono una y otra vez a la espera de notificaciones.
- Lleva a todas partes el cargador por miedo a “desconectarse” por la batería baja.
- Hace un esfuerzo excesivo para usar sus equipos en situaciones adversas (como falta de señal o daño físico).
- En ocasiones puede prestar mayor atención a los dispositivos e ignorar a las personas cercanas con quien pudiera sostener una conversación. Este comportamiento se conoce como Phubbing.
Peligros y riesgos por el exceso tecnológico
Imagen del usuario de Flickr Pabak Sarkar
Pese a que ni el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) de la American Psychiatric Association (APA), ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyen a la nomofobia como patología, el número de consultas médicas sobre este fenómeno viene en aumento. Según un estudio del grupo Cyberbullyng-OUT de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), las jóvenes de entre 14 a 16 años son las más propensas a sobrellevar esta adicción.
En este artículo de EFE Salud se afirma que la absoluta dependencia por el teléfono puede causar problemas de autoestima para quienes padecen nomofobia. Los síntomas más frecuentes de los nomofóbicos van desde sensación de ansiedad, taquicardias y pensamientos obsesivos, hasta dolores de cabeza y estómago.
La angustia por mantenerse en línea configura al usuario como un esclavo del móvil, llegando a alterar sus ciclos de sueño. El insomnio se vuelve recurrente en estas personas debido a la necesidad de consultar constantemente los dispositivos sin importar la hora.
También es posible que, ante el afán recurrente por las notificaciones, una persona obsesiva con su teléfono pueda llegar a padecer del llamado Síndrome de vibración fanstasma, una interpretación errónea de cualquier estímulo en la piel, que se confunden con vibraciones provenientes del Smartphone. En consecuencia, la respuesta inmediata a dichas sensaciones será revisar varias veces el teléfono.
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Tratamiento
En 2014, Nicola Bragazzi y Giovanni del Puente, académicos de la Universidad de Génova, publicaron un artículo sobre los alcances de la nomofobia y lo que sería oportuno incluirla en la lista de trastornos del DSM. Los especialistas sostuvieron que debido a que la nomofobia es un concepto relativamente nuevo, existen limitados métodos para curarla. Según ellos, los primeros tratamientos propuestos combinaron psicoterapia con algunas intervenciones farmacológicas.
Este tipo de terapias buscaban que el paciente desarrollara estrategias de distracción sobre la tecnología y sostuviera conversaciones (frente a frente) con el terapista. El objetivo en este tipo de procedimientos es confrontar la ansiedad mediante la reducción del tiempo que destina para estar en línea.
Otras opciones para tratar este padecimiento, sugieren entrevistas motivacionales con los pacientes, en las que se les pide analizar sus propias actuaciones. También se suele recomendar que el nomofóbico lleve una bitácora donde se registre el uso del teléfono día tras día.
BBC Mundo consultó a varios expertos en “desintoxicaciones digitales” para conocer algunas formas para prevenir la adicción a los celulares. De acuerdo a cada caso, es recomendable tomar pausas en la rutina virtual, realizar retiros espirituales o tal vez desconectarse por largos periodos de la red. Depende del nivel de adicción, se sugiere a las personas separarse de los dispositivos electrónicos por solo unos días o, incluso, hasta 6 meses.
Cabe resaltar, que la comunidad académica viene prestando mayor atención a este problema, aunque todavía hacen falta más estudios, metodologías de análisis y propuestas de tratamiento que ayuden a abordar de forma más aguda el comportamiento de jóvenes y adultos en la red.
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